jueves, 28 de abril de 2011

El Maximato

Se le denomina Maximato al periodo -de 1928 a 1934- en que el hombre de mayor influencia en la política mexicana fue el general Plutarco Elías Calles.




                                      Plutarco Elías Calles

Calles, cuyo verdadero nombre era Plutarco Elías Campuzano, pertenece al grupo de revolucionarios sonorenses que llegaron al poder después del triunfo del Constitucionalismo. Sucedió en la presidencia a Álvaro Obregón y se le conoció, tras la muerte del caudillo, como el Jefe Máximo de la Revolución.

En plena etapa del caudillismo mexicano Obregón no resistió la tentación de asumir nuevamente la presidencia y se presentó como candidato para el periodo que iniciaba en 1928. Siendo presidente electo murió asesinado en un restaurante de la ciudad de México.

Los años del Maximato

En tal situación Calles no intentó prolongar su periodo presidencial, sino que promovió la designación de Emilio Portes Gil como presidente provisional hasta la elección de un nuevo gobernante. Es a partir de este momento en que -nos dice Álvaro Matute- "había más actividad política en el despacho del general Calles que en las oficinas presidenciales de Palacio Nacional.

En 1930 tomó posesión Pascual Ortiz Rubio, cuya debilidad contrastó con la personalidad del Jefe Máximo. Después de dos años Ortiz Rubio optó por renunciar, siendo sustituido por otro general sonorense, Abelardo L. Rodríguez, quien en 1934 concluyó el periodo presidencial.

Ninguno de los que ostentaron el cargo durante estos seis años tuvo una autoridad real y su influencia en el gabinete de gobierno o en el Congreso fue mínima. En algunas ocasiones de crisis el mismo Calles asumía algún cargo en la administración, resolvía los problemas y se retiraba.

El fin del poder de Calles

El nombramiento de Lázaro Cárdenas como candidato del PNR fue una decisión de Calles. Por su relación con el Jefe Máximo, y su carácter apacible, no se vislumbraba ningún cambio importante durante la gestión cardenista. De hecho, algunos cuestionaban la capacidad intelectual del nuevo presidente y se le auguraba un destino similar al de Ortiz Rubio.

Después de un inicio de gobierno titubeante y con el gabinete en contra, Cárdenas fue preparando el terreno para deshacerse de Calles. Encontró apoyo en algunos miembros de la élite gobernante y en los grupos de trabajadores que rechazaban la política laboral del Jefe Máximo.

Hacia 1935 la situación se había revertido a favor de Cárdenas, Calles prefirió salir del país. Regresó unos meses después pero tuvo que comparecer ante las autoridades acusado de acopio de armas. Entonces se le impuso un exilio que habría de durar unos diez años.

viernes, 22 de abril de 2011

La etapa de los caudillos

Los caudillos toman la presidencia

La llegada de Venustiano Carranza a la presidencia de la República significó el triunfo de un grupo de revolucionarios que sustituía a la vieja oligarquía porfiriana en el poder. Las tareas inmediatas del presidente consistían en pacificar el país y en crear las instituciones que dieran estabilidad política y económica al régimen emanado de la Revolución.

El asesinato del presidente Carranza, el 21 de mayo de 1920, no interrumpió el proceso revolucionario, sólo fue -dice el historiador Lorenzo Meyer- el procedimiento de acceso al poder para otros aspirantes, pues el proyecto de Carranza siguió vigente.

Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles

Los continuadores de la obra constitucionalista fueron los caudillos, es decir, aquellos personajes capaces de llevar -gracias a su prestigio ganado en la lucha revolucionaria- a cabo los postulados de la Revolución. Entre 1920 y 1934 el influjo personal de los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles fue el núcleo sobre el que giraba la actividad política de México.

El poder de Obregón y Calles se basaba -más que en las instituciones- en su fuerte personalidad, en sus relaciones con los principales líderes -caudillos- del ejército y en el manejo estratégico de los dirigentes que manejaban a las organizaciones obreras. Correspondió a ellos crear el contexto para facilitar  una sucesión del poder en forma pacífica.




                              Álvaro Obregón
                              (http://www.memoriapoliticademexico.org/)

Durante el periodo presidencial -1920 a 1924- de Obregón se buscó disminuir el poder de los militares reorganizando el ejército. Se aumentó el número de jefaturas militares para restringir -y aislar- el poder de los generales. Gracias a esta medida -al menos en parte- el gobierno pudo sofocar la rebelión de Adolfo de la Huerta en 1923.

Por su parte, el presidente Calles tuvo que lidiar con las aspiraciones de Obregón de reelegirse para el periodo de 1928 a 1932. El Congreso modificó la Constitución para permitirle el acceso, nuevamente, al poder. Ya elegido presidente Obregón fue asesinado, por lo que se nombró a Emilio Portes Gil presidente provisional.

Al periodo de 1928 a 1934 se le conoce como Maximato, pues al morir Obregón, los partidarios de Calles decían que éste se convertía en el Jefe Máximo de la Revolución.

Uno de los actos trascendentales de Calles fue la creación del PNR, Partido Nacional Revolucionario, que agruparía a los revolucionarios para unificar voluntades. La creación del partido fue una respuesta para salir de la crisis en que cayó el país a raíz de la muerte de Obregón. En su último informe de gobierno Calles señaló que era necesaria la creación de una institución que permitiera al país salir de la etapa caudillista.

A pesar de estas medidas el proceso de la sucesión presidencial no estuvo exento de violencia, pues ocurrieron varias rebeliones que fueron sofocadas por el gobierno. El ascenso de Lázaro Cárdenas al poder, en 1934, fue determinante para acabar con el caudillismo.

Cárdenas se libró de la influencia de Calles y reorganizó el PNR dando forma a un nuevo partido que aglutinaba -alrededor de la figura presidencial, esto fue lo importante- en varios sectores a las fuerzas políticas de México, así nació el PRI, o Partido Revolucionario Institucional.

miércoles, 6 de abril de 2011

El ascenso de Porfirio Díaz a la presidencia

Porfirio Díaz gobernó por más de treinta años nuestro país y con su nombre se designa una etapa de la historia de México, el Porfiriato. El hombre fuerte de México en el último tercio del siglo XIX comenzó su actividad política en su natal estado de Oaxaca. Sin embargo, su prestigio como militar -ganado a pulso en los campos de batalla, enfrentando a ejércitos del bando conservador e imperialista- fue lo que le permitió escalar hasta la presidencia de la República.

                                                      
                                  Porfirio Díaz en 1867
                                  (Wikipedia.org)


El general victorioso

Los primeros actos militares en los que participa -en el bando liberal- se dan durante la guerra de Reforma, en donde organiza él mismo algunos regimientos con gente de Juchitán y con indios mixes. Gracias a sus actuaciones se ganó el puesto de jefe político de Tehuantepec y el grado de coronel de la guardia nacional.

Durante la Intervención Francesa su nombre comienza a sonar en el contexto nacional. Combate contra los franceses en las cumbres de Acultzingo y en la célebre batalla del cinco de mayo, de 1862, en Puebla. Es hecho prisionero en 1863 -cuando los franceses por fin toman Puebla- y antes de ser expulsado del país logra escapar. Ante el avance de las tropas imperialistas retorna a Oaxaca en donde organiza la guerrilla, se enfrenta a las fuerzas del imperio de Maximiliano y obtiene algunos triunfos hasta tomar Oaxaca el 31 de octubre de 1866. 

Su máxima victoria, la que lo hace "héroe con fecha propia y derecho a estatua" -nos dice Luis González- la obtiene el 2 de abril de 1867 al reconquistar la ciudad de Puebla. De ahí persigue a Leonardo Márquez y en junio consigue la rendición de la ciudad de México, un mes después entrega la ciudad de México a Benito Juárez, a quien por ley le corresponde la presidencia constitucional.

Aspiraciones a la presidencia

Es tanto el prestigio del general Porfirio Díaz que -luego de derrotar por fin al régimen imperialista e iniciar el periodo de la República Restaurada- participa en las elecciones del año de 1867 aunque sólo obtiene el treinta por ciento de la votación. En 1871 vuelve a presentarse como candidato a las elecciones y vuelve a ser derrotado por Benito Juárez.

En este momento Díaz opta por la rebelión y proclama el Plan de la Noria. A su derrota electoral se suma la derrota militar. Ante la muerte intempestiva del presidente Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada se hace cargo del gobierno, Porfirio Díaz se acoge a la amnistía que le ofrecen y se retira a Tlacotalpan, en Veracruz.

Sus aspiraciones continúan, ante la inminente reelección de Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz lanza el plan de Tuxtepec -el 10 de enero de 1876- y nuevamente se alza contra el gobierno. El plan, que se modificaría después en Palo Blanco, presenta los siguientes principios: la no reelección del presidente de la República y de los gobernadores de los estados, desconocimiento del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, elecciones presidenciales a los dos meses de haber ocupado la capital y entrega del poder ejecutivo provisional a José María Iglesias si éste se adhiere al plan de Tuxtepec.

Los desacuerdos entre Lerdo y José María Iglesias fortalecen la posición de Díaz, en la batalla del 16 de noviembre de 1876 en Tecoac, Tlaxcala, consigue derrotar a las fuerzas lerdistas. Como José María Iglesias no acepta el Plan de Tuxtepec entonces Díaz se autodesigna presidente de la República de forma interina el 15 de febrero de 1877.

Ascenso al poder

Tras el abandono de la ciudad de México por el presidente Lerdo, Porfirio Díaz entra a la ciudad y remite al Congreso la iniciativa para la no reelección. Después de obtener el triunfo en las elecciones ocupa la presidencia constitucional por el periodo que termina en noviembre de 1880.

Salvo el periodo de 1880-1884 el general Díaz se mantuvo en el poder hasta el año de 1911, durante su largo periodo de gobierno pacificó al país, lo impulsó económicamente y se originaron algunos de los problemas políticos y sociales que lo derrocarían y que darían cauce a la Revolución Mexicana.