miércoles, 2 de octubre de 2013

El gobierno de Juárez durante la intervención francesa

El avance de las tropas francesas al interior del territorio nacional, a partir de 1863, ocasionó la salida del gobierno republicano de la capital mexicana. Entonces daría inicio una etapa errante del gobierno juarista que sólo culminaría al triunfar sobre el ejército de Maximiliano en Querétaro.


                                     Presidente Benito Juárez
                                     www.wikipedia.org



El gobierno itinerante de Benito Juárez

Después de que los franceses tomaron la ciudad de Puebla, en 1863, el presidente decidió evacuar la capital de la república con el gobierno entero. A fines de mayo, encabezando la caravana republicana, Juárez salió con destino incierto hacia el norte. El 9 de junio la caravana entró a San Luis Potosí y ahí se estableció el gobierno.

Por el mes de noviembre el mariscal Bazaine avanzó a Querétaro y enfiló a Guanajuato. Cuando un ejército al mando del conservador Tomás Mejía se acercaba a San Luis Potosí, Juárez huyó hacia el norte, estuvo unos días en Matehuala y comenzando el año de 1864 se dirigió a Saltillo.

De Saltillo pasó a Monterrey el 3 de abril, después de expulsar de Nuevo León a Santiago Vidaurri, cacique que estaba en tratos con las autoridades imperiales. Para el mes de agosto, acosado nuevamente por las tropas francesas, el presidente resolvió partir hacia el noroeste. Ante la imposibilidad de permanecer en Durango, Juárez y los pocos miembros del gobierno que aún le seguían llegaron a Chihuahua el 12 de octubre de 1864.

Sin un ejército fuerte capaz de contener el avance de los franceses, el gobierno republicano abandonó Chihuahua el 5 de agosto de 1865 con rumbo a Paso del Norte -hoy Ciudad Juárez-, entonces un pueblo de pastores y vaqueros. El gobierno permaneció en ese pueblo fronterizo hasta junio de 1866, cuando los franceses, ya en retirada, dejaron libre Chihuahua. En unos meses más los republicanos estarían en posición de regresar hacia el sur.


La oposición armada

Con excepción del triunfo en la batalla de Puebla, en 1862, bien poco fue lo que el ejército republicano pudo hacer en los primeros años de la ocupación francesa. Hacia la segunda mitad de 1864 los invasores avanzaron hacia el norte tras los pasos de Juárez. En julio, un ejército francomexicano tomó la ciudad de Durango y en agosto había llegado a Ciudad Victoria, en Tamaulipas.

Prácticamente las tropas republicanas fueron desbaratadas en la batalla de Majoma, cerca de Durango. A principios de 1865, Porfirio Díaz, con el Ejército de Oriente, se rindió en Oaxaca. Estos dos hechos marcaron el apogeo del dominio imperialista en México.

La situación cambió a partir de junio de 1866 cuando, próximos a reembarcarse a Europa, los franceses se fueron replegando hacia el centro de México dejando libres los estados de Nuevo León y Tamaulipas. Los republicanos recuperaron el control de Matamoros, Monterrey y Saltillo, con lo que Juárez regresó a Chihuahua.


Actividad del gobierno juarista

El gobierno de Juárez carecía de recursos, durante un tiempo se sostuvo gracias a la aportación mensual que hacían los confederados del sur de Estados Unidos a cambio de que su algodón entrara a México, por Piedras Negras, y se embarcara a Europa en Matamoros.

Juárez esperaba que al finalizar la guerra civil estadounidense el gobierno de Washington le diera su apoyo. Para ello nunca faltaron comisionados mexicanos en Washington y Nueva York. Entre ellos destacaba el oaxaqueño Matías Romero, quien solicitaba préstamos y ayuda militar que, para fortuna de México -por los compromisos que implicaban-, nunca llegaron a cristalizar.

En noviembre de 1865, todavía en Paso del Norte, Juárez expidió un decreto por el que se extendían sus funciones como presidente de la república hasta que se dieran las condiciones para realizar elecciones. Esto fue un golpe a la legalidad, ya que el cargo debía ser ocupado por el presidente de la Suprema Corte de Justicia, puesto que detentaba Jesús González Ortega.


El triunfo de la República sobre el imperio

Tras el retiro de las fuerzas francesas el imperio quedó en una posición de debilidad. Maximiliano decidió concentrar el grueso de su ejército en Querétaro. Las tropas de Escobedo, junto con las de Corona, se dirigieron a esa ciudad y establecieron el sitio a partir del 6 de marzo de 1867. El acoso duró setenta y dos días hasta que se tomó la plaza.

Mientras, Porfirio Díaz, que había conseguido ocupar Oaxaca, se dirigió hacia Puebla y tomó la ciudad el dos de abril. En su marcha a la ciudad de México derrotó a las fuerzas del general Márquez. Finalmente entró a la ciudad de México y procedió a esperar la llegada de Juárez.

El 15 de julio de 1867 se realizó la recepción al presidente en la ciudad de México, más tarde se convocó a elecciones y antes de fin de año resultó electo Benito Juárez para un nuevo periodo constitucional.




viernes, 13 de septiembre de 2013

El fin del imperio de Maximiliano


Impuesto como emperador de México gracias al poder del ejército francés, Maximiliano nunca pudo tener el control de la totalidad del territorio nacional. Sin poder asentarse plenamente, el imperio comenzó a desmoronarse cuando terminó la Guerra de Secesión en los Estados Unidos, cuyo gobierno ejerció una fuerte presión diplomática hasta provocar el retiro de la fuerza francesa de tierras mexicanas. 


La influencia de Estados Unidos

La guerra civil norteamericana fue la coyuntura que aprovechó Napoleón III, emperador francés, para llevar a cabo sus planes de posicionarse en México. La guerra que desangraba a Estados Unidos era un impedimento -para el gobierno norteamericano- para actuar de acuerdo a los principios de la Doctrina Monroe, que pugnaba por una América libre de las potencias europeas.

El conflicto terminó en los primeros meses de 1865 con la derrota de las fuerzas sureñas, y aunque después ocurrió el asesinato del presidente Lincoln, el gobierno estadounidense tomó en sus manos el asunto de la intervención francesa en México. El interés era de tal magnitud que se llegó a decir que en Texas se encontraban cien mil soldados listos a entrar en México para expulsar a los franceses.

Los Estados Unidos no deseaban una guerra internacional, pero no podían aceptar la injerencia de ninguna potencia europea en América. Por lo tanto, ejercieron una fuerte presión diplomática sobre Francia y Austria, solicitando el retiro de sus tropas de México para que este país se gobernara de manera autónoma.


La situación de Maximiliano

El imperio era sostenido, realmente, por el ejército extranjero al mando del mariscal Bazaine, Maximiliano nunca fue capaz de organizar y fortalecer una fuerza mexicana capaz de detener a los republicanos. El panorama se complicó cuando arribó a México, en enero de 1866, el Barón de Saillard para tratar con el emperador el retiro de las tropas francesas.

Conociendo su propia debilidad, Maximiliano intentó evitar la salida de los franceses y al mismo tiempo trató, en vano, de obtener el reconocimiento del gobierno estadounidense. En una medida desesperada, la emperatriz Carlota viajó, a mediados de 1866, a Francia para pedir a Napoleón III que cumpliera con los Tratados de Miramar y prolongar, así, el apoyo francés al imperio mexicano.

Así las cosas, en febrero de 1867 los franceses comenzaron a concentrarse en Veracruz para embarcarse rumbo a Europa. Al perder el apoyo militar, el territorio dominado por Maximiliano se reducía apenas a unas cuantas ciudades del centro de México, como la capital, Puebla y Querétaro.


La derrota del imperio

Como sabemos, el imperio se estableció a pesar de que México tenía un gobierno republicano encabezado por Benito Juárez. Con todo y la brillante victoria mexicana en Puebla, el 5 de mayo de 1862, el avance de los franceses obligó al presidente a salir de la ciudad de México y establecer un gobierno errante por diversas ciudades del norte del país.

La difícil situación por la que atravesaba el gobierno juarista, hacia 1865, se fue modificando gracias a que las tropas invasoras se fueron replegando hacia el centro de México. La acción diplomática de los Estados Unidos estaba dando los primeros resultados, además, tras concluir la Guerra de Secesión fue más fácil para el debilitado ejército republicano conseguir pertrechos en la frontera.

Aunque todavía permanecían en el país algunas fuerzas de la Legión Extranjera el ejército republicano consiguió algunos progresos de importancia. El 2 de abril de 1867 el general Porfirio Díaz tomó la ciudad de Puebla y se dirigió a la ciudad de México.

Maximiliano, que se había hecho fuerte en Querétaro, fue sitiado por el general Mariano Escobedo. En mayo se tomó la ciudad y el 18 de junio, en el Cerro de las Campanas, el emperador fue fusilado junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía.  

Con este acto, que dio la vuelta al mundo, llegó a su fin el efímero segundo imperio mexicano. Benito Juárez se dirigió a la ciudad de México -tomada previamente por Porfirio Díaz- en donde comenzó, de nueva cuenta, a organizar el gobierno republicano.


jueves, 28 de marzo de 2013

Las ferias de Xalapa en el siglo XVIII

A principios del siglo XVIII la monarquía española decidió –con el propósito de proteger sus intereses comerciales- reactivar las ferias que se realizaban en sus dominios ultramarinos. En la Nueva España la designación para realizar la feria de la flota, procedente de Cádiz, recayó en el pueblo de Xalapa.

 

LA DEBILIDAD DEL COMERCIO ESPAÑOL


Como sabemos, el comercio de la metrópoli española con sus colonias americanas se realizaba, tradicionalmente, bajo el sistema de flotas. Primero desde Sevilla y luego desde Cádiz, los comerciantes españoles enviaban periódicamente una flota hacia las Indias. Un grupo de estos barcos arribaba al puerto de Veracruz y desde ahí las mercancías eran transportadas a la ciudad de México para su comercialización.

A comienzos del siglo XVIII este sistema monopólico de comercio estaba amenazado seriamente por el comercio ilegal y por la autorización que la corona había dado para que barcos franceses e ingleses llegaran a Veracruz. En particular, a la Nueva España, llegaba cada año un buque inglés –llamado el "navío de permiso"- con esclavos negros y productos europeos.

Con el fin de contrarrestar la creciente presencia del comercio extranjero, la corona trató de incentivar el comercio español mediante la reactivación de las ferias.



LA FERIA DE XALAPA

En 1718, el rey Felipe V ordenó que la feria de la flota se realizara en el pueblo de Xalapa, a unas veinte leguas del puerto de Veracruz, y que ahí se negociaran los productos provenientes de España.

Aunque por esa época Xalapa era apenas un pequeño poblado, gracias a sus condiciones climatológicas y a su cercanía con el puerto de Veracruz, ya era notoria la presencia de comerciantes, estancieros y propietarios de recuas y carretas. También había mesones y almacenes, por lo que se disponía de una incipiente estructura para la realización de la feria.

La primera feria, realizada en 1721, no tuvo el éxito esperado debido a las desavenencias entre los comerciantes de la flota y los del consulado de México, por lo que un año después el rey determinó que al arribar la siguiente flota los comerciantes peninsulares podían vender sus productos en el lugar que mejor les conviniera.
 
Debido a los conflictos entre los grupos de comerciantes españoles y novohispanos hubo más cambios, en 1725 se ordenó que la feria se realizara en Orizaba, finalmente, el monarca español determinó que el lugar definitivo para realizar la feria sería Xalapa.
 
Gracias a esta medida se construyeron las casas reales para la guarda de los efectos comerciales, la Casa del Rey y la Plaza del Rey. De ser un pequeño pueblo, Xalapa se convirtió en una importante villa con las instalaciones suficientes para almacenar mercancías y albergar visitantes y arrieros, que llegaban en buen número. 

Durante el periodo que duraba la feria –de tres a seis meses- Xalapa se convertía en una ciudad-mercado, se arreglaban calles y edificios públicos, se tomaba un aspecto de carnaval con fiestas, recepciones y tedeums.

Entre los productos europeos más demandados por la población novohispana se pueden mencionar los artículos de ferretería, papel, textiles y los caldos, como llamaban a los vinos y aguardientes. De la Nueva España se exportaba oro, plata, vainilla, cacao, azúcar, grana y purga de Xalapa principalmente.

En total fueron 14 ferias que se realizaron en el lapso de 1720 a 1776, de las cuales doce se realizaron en Xalapa. La feria se interrumpió entre 1737 y 1748, debido a que España enfrentaba conflictos bélicos con Inglaterra e Italia.

Las Reformas Borbónicas, expedidas en 1765, afectaron el desarrollo de la feria, pues eliminaban el monopolio comercial y se viraba hacia el libre comercio. La última feria de Xalapa se realizó en 1776.

No obstante el fin del auge mercantil de Xalapa, en la población se había establecido ya un cierto poder regional. Por decreto del rey, el pueblo alcanzó la categoría de villa en el año de 1791.



Referencias bibliográficas:
Juárez, Abel. Veracruz y el nuevo orden económico, 1720/1820. Colección Atarazanas, IVEC, Veracruz, 2005.
Del Valle Pavón, Guillermina."La lucha por el control de los precios entre los consulados de México y Andalucía". Revista Complutense de Historia de América, vol. 32, 2006, Madrid, pp 41-62.