El movimiento armado que daría como resultado el surgimiento de México como entidad política fue un proceso que tuvo varias fases. Inició con el Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, y concluyó el 27 de septiembre de 1821 con la entrada de Agustín de Iturbide y el ejército trigarante a la ciudad de México.
Hidalgo y la revolución popular
Al ser descubierta la conspiración de Querétaro, los criollos que la dirigen -entre ellos Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende e Ignacio Aldama- toman la arriesgada decisión de recurrir al pueblo para producir un levantamiento armado. La mañana del 16 de septiembre, en la parroquia del pueblo de Dolores, el cura Hidalgo incita a pronunciarse contra el poder colonial. A partir de entonces, la masa -el populacho- asume un papel determinante en esta etapa.
Hidalgo -convertido en líder del movimiento independentista- al frente de un ejército improvisado comienza a tener un éxito repentino. Sin embargo, la falta de planes de acción definidos, la mala organización y la nula cohesión entre los grupos insurrectos que fueron surgiendo propiciaron la derrota posterior. Además, el apoyo que dio el pueblo fue un obstáculo para que las clases pudientes, y descontentas con el régimen, respaldaran a Hidalgo.
En el corto periodo de seis meses, más o menos, Hidalgo y los principales insurgentes cayeron prisioneros y fueron ejecutados. Aunque la insurgencia fue derrotada, quedó de manifiesto el descontento existente contra la autoridad virreinal. También quedó claro que los criollos no estaban de acuerdo en la participación desorganizada de las grandes masas que había congregado el cura Hidalgo.
El Congreso de Chilpancingo
Luego de la muerte de los primeros insurgentes el liderazgo del movimiento recayó en Ignacio López Rayón, quien trató de cohesionar el movimiento independentista. Se hizo de una imprenta para darle difusión a las ideas separatistas y creó, en Zitácuaro, la Suprema Junta Nacional Americana el 19 de agosto de 1811.
Mientras tanto, los triunfos militares de José María Morelos y Pavón le dieron una mayor extensión al territorio de los rebeldes, por lo que convocó a la creación de un congreso. Para el año de 1813 se instaló, en Chilpancingo, el Supremo Congreso Nacional Americano, estando representadas las regiones controladas por la insurgencia.
Uno de los hechos más trascendentales de este congreso fue la proclamación, el 6 de noviembre de 1813, de la independencia de la Nueva España.
La derrota de Morelos
Los triunfos de Morelos se verían truncados muy pronto, los conflictos surgidos al interior del congreso, entre militares y civiles, le restaron eficacia a sus operaciones militares. Después de perder a dos de sus mejores lugartenientes -Matamoros y Galeana- Morelos fue capturado, y fusilado, a finales del año de 1815.
En España, el rey Fernando VII recuperó la corona y disolvió el sistema constitucional, por lo que los virreyes recuperaron su campo de acción y llevaron a cabo una contraofensiva que terminaría por imponerse de nueva cuenta a los insurgentes.
Como consecuencia, el Congreso de Chilpancingo fue perdiendo fuerza política y en el aspecto militar el movimiento se fue transformando en varias guerrillas y ni la llegada de Javier Mina pudo revitalizar la insurgencia.
El Plan de Iguala
El movimiento independentista en México estuvo muy debilitado hasta que, nuevamente, las circunstancias externas afectaron, de manera positiva, el desarrollo de los acontecimientos.
En 1820 ocurrió en España una rebelión liberal que obligó a Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz. Las medidas anticlericales tomadas en la península hicieron ver al clero novohispano la conveniencia de apoyar una posible separación de la corona española. Este descontento se sumó al de los terratenientes y al de los militares -criollos-, sectores que habían sido afectados en sus intereses con anterioridad.
Agustín de Iturbide, un militar descontento con el régimen, aprovechó su nombramiento para combatir a Vicente Guerrero y unificó a la milicia criolla en un proyecto separatista proclamando el Plan de Iguala.
Pronto se adhirieron al plan sectores del clero y terratenientes afectados por las medidas económicas de la monarquía. Vicente Guerrero, el principal caudillo insurgente vio la oportunidad de consumar la independencia y aceptó el Plan de Iguala.
Los Tratados de Córdoba
Unidos por vez primera los sectores pudientes descontentos y las fuerzas insurgentes, Iturbide conquistó -en poco tiempo- las principales ciudades novohispanas. El 3 de agosto arribó a Veracruz Juan de O'Donojú, nombrado jefe político por las cortes españolas y al percatarse de la magnitud del movimiento separatista decidió entrar en negociaciones con Iturbide.
En la ciudad de Córdoba se firmó el tratado por el que se aceptaba la independencia, pero quedando a salvo los derechos de la casa reinante española. También se firmó un armisticio para que las tropas peninsulares residentes en Nueva España pudieran salir hacia Europa.
Al frente del ejército trigarante -religión, unión, independencia-, Agustín de Iturbide entró a la ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Después de once años de lucha, el movimiento de independencia había triunfado, pero quienes lograron la hazaña no fueron sus iniciadores, sino aquellos que en un principio la combatieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario