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lunes, 28 de febrero de 2011

De la invasión norteamericana al Segundo Imperio

A mediados del siglo XIX México aún no encontraba una forma de gobierno estable y transitaba por una senda llena de desgracias. El peor desastre de todos fue, sin duda, la derrota militar -en una guerra por demás injusta- ante los Estados Unidos que significó la pérdida de más de la mitad del territorio nacional. Tendrían que pasar varios años, y muchas más dificultades, para que México pudiera encontrar el rumbo como nación.

Esta es una sinopsis del camino que recorrió el país entre la guerra con Estados Unidos y la caída del  Imperio de Maximiliano.

El Tratado de Guadalupe Hidalgo

El 2 de febrero de 1848 se firmó en la villa de Guadalupe el tratado por el cual México cedía más de la mitad de su territorio a los Estados Unidos. México estuvo a punto de desaparecer como nación independiente, pues en el país vecino existía un sector que deseaba la anexión total. Los años que siguieron fueron de desaliento, de continuos problemas internos y de nuevos intentos separatistas, por fortuna fallidos.

Nueva oleada de problemas internos

Firmada la paz con Estados Unidos, el Congreso designó a José Joaquín Herrera como presidente constitucional. La calma no duró mucho, surgieron movimientos en varias partes del país que fueron sofocados por el gobierno. Al terminar su gestión Herrera entregó el poder a Mariano Arista, quien debió contener un intento separatista en el estado de Tamaulipas. A mediados de 1852 surgió un movimiento revolucionario en Guadalajara que tomó fuerza y que tenía como finalidad poner una vez más en el poder a Antonio López de Santa Anna. La rebelión consiguió la renuncia de Arista y la designación de un gobierno provisional.

La dictadura de Santa Anna

En abril de 1853 Santa Anna entra en la ciudad de México y asume la presidencia del país. Con el apoyo inicial de los conservadores instaura un gobierno centralista que pronto se vuelve dictatorial. A fines de año expidió un decreto en el que se informa que el presidente gobernará con facultades omnímodas por tiempo indefinido y que se le dará el tratamiento de Alteza Serenísima. El gobierno de Santa Anna es tan despótico que en menos de un año el presidente es repudiado hasta por los conservadores que lo llevaron al poder.

La rebelión de Ayutla y la Constitución de 1857

En marzo de 1854 surge el plan de Ayutla, encabezado por Juan Álvarez, y al que se adhieren los opositores al dictador. Al año siguiente Santa Anna se ve forzado a abandonar la presidencia y Álvarez es nombrado presidente interino. Benito Juárez y otros liberales son partidarios de aplicar varias medidas reformistas, lo cual culminará, después de la expedición de algunas leyes, con la promulgación de la Constitución de 1857, de tendencia liberal.

La reacción conservadora, la guerra de Tres Años

La aplicación de la nueva Constitución provocó la reacción de la iglesia y el partido conservador. El presidente Comonfort -del partido moderado- se vio obligado a suspender la aplicación de algunos artículos de la nueva ley. La reacción expide el Plan de Tacubaya desconociendo la Constitución de 1857.

La adhesión de Comonfort al Plan de Tacubaya ocasiona que la presidencia constitucional recaiga en Benito Juárez, quien sale de la ciudad de México y establece un gobierno itinerante. Al mismo tiempo existe un gobierno conservador en la ciudad de México. Después de tres años de lucha el gobierno liberal de Juárez consigue la victoria sobre los conservadores.

La invasión francesa y la instauración del Imperio de Maximiliano.

La suspensión de pagos decretada por Juárez puso al país al borde de una nueva invasión, Inglaterra, España y Francia enviaron una flota para exigir el pago de la deuda. Juárez logró concertar un arreglo con las potencias europeas, pero los franceses, aliados con el partido conservador, desconocieron los acuerdos y comenzaron a penetrar en territorio mexicano.

Entonces comenzó una guerra entre mexicanos y franceses. Francia tenía el objetivo de consolidar una monarquía en nuestro país. Maximiliano y Carlota arribaron a México, el imperio se estableció pero, como sabemos, después de varios años de lucha los mexicanos lograron derrotar a las fuerzas imperiales y el emperador Maximiliano terminó sus días fusilado en el Cerro de la Campanas en Querétaro.

En sólo unos cuantos años, de la firma del tratado de Guadalupe Hidalgo, en 1848, a la victoria sobre el imperio de Maximiliano, en 1867, México tuvo que enfrentar una serie interminable de problemas. Gracias a la acción de una nueva generación de mexicanos fue posible salir adelante, la unidad nacional era ya un hecho.

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